LA REVISTA MATADOR SE RINDE A LA FOTOGRAFÍA Y PRESENTA UN NÚMERO EXCEPCIONAL EDITADO POR ROBERT PLEDGE, FUNDADOR DE CONTACT PRESS

En 2015, a casi 20 años de su nacimiento, Matador reflexiona sobre sus señas de identidad: el arte y, especialmente, la fotografía. Junto a su nombre, su espectacular diseño, sus tipografías o su cuidada impresión, la imagen es una de las claves de la filosofía de Matador, que permite al lector disfrutar de fotografías a varias tintas y tamaño XL, a 60×40 cm en las dobles páginas, en un despliegue de color y fuerza que constituye una experiencia inolvidable para la retina. Consciente de la importancia de la fotografía en la filosofía de la revista, Matador ha querido rendirle homenaje y pone en manos del lector su volumen Q, un ejemplar espectacular donde la fotografía es absoluta protagonista.

Para crear un número rendido a la fotografía, Matador no podía más que contar con uno de los grandes fotoeditores de la historia. La edición de Matador Q es obra de Robert Pledge (Londres, 1942), editor, comisario y fundador de la mítica agencia Contact Press Images. Con la premisa de que la fotografía fuese la protagonista de este número, sin demasiadas palabras, Pledge ha decidido centrarse en la fotografía documental debido a que, mientras otras esferas de la fotografía atraen muchísima atención, los expertos llevan tiempo proclamando la desaparición del documental y del periodismo. Lejos de presentar un estudio de la fotografía documental alrededor del mundo, el editor ha querido reunir una representación formada por fotógrafos de ambos sexos, de diferentes orígenes y generaciones, de todos los estilos y tendencias. Una selección de fotografía documental tanto artística como fotoperiodística en la que todos los continentes están representados y en la que las voces nuevas se unen a las más esperadas, procedentes de las grandes tradiciones e importantes escuelas de fotoperiodismo, fotografía de revista y documental, así como del fotoensayo.

Matador Q presenta los paisajes de Sebastião Salgado (Brasil, 1944), con su silenciosa denuncia del expolio de los paraísos naturales de la tierra; imágenes de Lu Guang (China, 1961) que documentan los contrastes del paisaje en la China moderna, con sus luces y sus sombras. Las fotografías aéreas de Edward Burtynsky (Canadá, 1955), quien en los últimos años ha retratado zonas terrestres rodeadas de agua, conviven con las fotografías sobre el desmantelamiento de la cultura tradicional en Papúa Nueva Guinea de Stephen Dupont (Australia, 1967) y las oníricas imágenes del Congo de Sammy Baloji (República Democrática del Congo, 1978), que mezclan blanco y negro con color en un trabajo que perdura poderosamente en la memoria.

Catherine Leroy (Francia, 1945 – Estados Unidos, 2006) contaba solo 22 años cuando realizó una secuencia de imágenes ya icónica de la Guerra de Vietnam, mientras que la fotógrafa coreana Yun Suyeon (Corea del Sur, 1972) retrata la vuelta a casa de los soldados norteamericanos tras la guerra de Irak. Annie Leibovitz (Estados Unidos, 1949) muestra su lado más íntimo en una colección de imágenes que retratan una serie de mujeres “famosas”, entre ellas Emily Dickinson, Eleanor Roosevelt o Georgia O’Keeffe, a través de las estancias que ocuparon en vida, mientras que Sim Chi Yin documenta en Underground Beijing viviendas minúsculas, casi subterráneas, construidas en los cimientos de las casas de Pekín.

La vuelta al mundo continúa en Japón con Kosuke Okahara (Japón, 1980) y su trabajo Ibasyo, una impactante serie sobre los jóvenes japoneses que se autolesionan como manera de huir de su realidad, y llega a la India de la mano de la fotógrafa Talisma Akhter (India, 1974), que retrata la vida de las trabajadoras de las fábricas de ropa en Bangladesh, con el drama de fondo del derrumbe de una de ellas en 2013. De vuelta a Occidente, David Burnett (Estados Unidos, 1946) cierra Matador Q con una original perspectiva sobre el mundo de las olimpiadas, estética y ordenada, en un perfecto blanco y negro.

«El trabajo de estos doce fotógrafos, con sus preocupaciones específicas y su visión personal, así como la cuidada edición y secuenciación de imágenes y portfolios en una presentación estructurada, deberían ofrecer al lector de Matador un valioso acercamiento a las intenciones y filosofías de estos autores y artistas, además de reafirmar la percepción de que la fotografía de naturaleza documental continúa siendo indispensable como herramienta para comprender nuestro mundo compartido, su diversidad y complejidad, sus asuntos sobrecogedores, sus defectos, incertidumbres y peligros.» Robert Pledge

Matador Q se completa con sus habituales secciones fijas. Los “Matadores” de este número son el fotógrafo Raymond Depardon, la comisaria y gestora Marta Gili y el editor y fotógrafo James A. Fox. Sus semblanzas están firmadas por el escritor y editor Jean-Claude Guillebaud, el especialista en arte Marc Lenot y el agente fotográfico, editor y comisario Neil Burgess, respectivamente. La joven escritora Jenn Díaz escribe el relato inédito Las cosas de la vida que no se entienden para la sección “Abecedario”.

Cuaderno de artista: Joan Fontcuberta, Gastropoda
El Cuaderno de Artista correspondiente al Volumen Q de Matador es un trabajo inédito de Joan Fontcuberta compuesto por 14 fotografías que muestran invitaciones de museos y galerías de arte recopiladas por el autor y transformadas en vestigios más o menos reconocibles por la acción voraz de unos caracoles silvestres que se convierten en coautores de la obra. Por primera vez el Cuaderno de Artista de Matador se hará exposición y, a partir del 28 de enero, la serie Gastropoda podrá visitarse en La Fábrica (C/ Alameda 9. Madrid).

Bodega Matador: Dominio do Bibei y Joan Fontcuberta
El volumen Q de Matador se acompaña del vino Joan Fontcuberta, procedente de la bodega Dominio do Bibei, situada en el valle ourensano del mismo nombre. Ubicados en terrazas que datan de la época romana, hace casi dos mil años, los viñedos han sido recuperados del abandono sufrido por la filoxera, la Guerra Civil y la emigración gallega. Tras doce años de duro trabajo, con la experiencia del pasado, las ganas del presente y la ilusión del futuro, nace un coupage que pretende transmitir el sentir, la identidad y la singularidad de la Ribeira Sacra.

Matador, una revista única
Cada Matador, diseñado por Pablo Rubio/Erretres, es un volumen monográfico, bilingüe, de colección, con un formato extraordinario de 30×40 cm. Integrado al concepto de la revista se ha producido un fenómeno cultural que propone cada año un vino, un Cuaderno de Artista y una música.

Matador es un proyecto único y finito que nació en 1995 con la letra A y que terminará en 2022 con la letra Z. Artistas, escritores, diseñadores y fotógrafos de primera fila emprenden una aventura creativa especialmente concebida para la revista: explorar las dimensiones de un tema, que siempre va más allá, que trata siempre de una sensación, una idea, una obsesión. Matador ha recorrido, desde 1995, los terrenos del arte, la mente del artista, el caos, los sueños, el miedo, la utopía o la belleza, entre otros temas, y se ha dejado arrastrar por algunas de las fuentes más estimulantes para la imaginación: el Mediterráneo, Iberia, Oriente, México…

A lo largo de estos años, numerosas figuras del mundo de la cultura han participado en la creación de la revista, a la vez que otros se han unido al proyecto como suscriptores: Yves Saint Laurent, Oliver Stone, Rafael Alberti, Henri Cartier-Bresson, Cees Nooteboom, Enrique Morente, Nobuyoshi Araki, James Nachtwey, Ramón Masats, Juan María Arzak, Eduardo Chillida o Miquel Barcelò, entre otros.