Conversando con Antonio Muñoz Molina, por Guillermo Roz

 

El pasado miércoles 9 de mayo tuve la fortuna de presentar y conversar con Antonio Muñoz Molina, en el marco de la Feria del Libro de Pinto, Madrid. La excusa fue su última publicación, “Un andar solitario entre la gente”, editado por Seix Barral y la excusa resultó una perfecta invitación a ingresar al mundo de uno de los más grandes escritores en lengua española. El libro en cuestión resulta ser un paseo de un caminante anónimo por diferentes ciudades, las ciudades de Muñoz Molina, descriptas sobre todo por los mensajes publicitarios y su lenguaje entre la banalidad y la obsesión por apuntar a la cabeza del cliente; la vida de esos escritores caminantes, legendarios retratistas del andar escribiendo, como Baudelaire, Poe, Benjamin; y, finalmente, la necesidad que los hombres sensibles tienen de fugarse o de refugiarse, hombres representados por el personaje central del paseo, quien a la manera de un atormentado por un ruido, desgasta las calles en busca del silencio.

Toda la charla, que el escritor de Úbeda dio en su ya conocida baja voz, haciendo uso de su fino humor, ante el público conmovido que llenó la sala de actos de la Casa de la Cadena de Pinto, giró en torno a cuánto nos miente la modernidad a través de sus relatos, de sus discursos comerciales. El libro es lo que la mirada de Muñoz Molina es: un artefacto delicado que sabe denunciar, que a la vez que describe con elegancia, va fotografiando la violencia demoledora de la devastación moral e intelectual que el todopoderoso sistema del consumismo infringe en el hombre de a pie, en las víctimas silenciosas de las ciudades, superpobladas de carteles con fórmulas para la felicidad por unas pocas monedas.

Oír, leer y conversar con el autor de El Jinete polaco, invita a la reflexión profunda también, de qué lugar ocupamos o debemos ocupar los que trabajamos en el mundo de la comunicación y/o del arte, cuánta responsabilidad nos cabe en la soledad de todos los que andan entre la gente, sordos, mudos, ausentes.

Foto: Gentileza del Ayuntamiento de Pinto.