ESCRITOS, DE EDUARDO CHILLIDA, UN TESTIMONIO DEL PENSAMIENTO DEL ESCULTOR

La Fábrica, en colaboración con el Departamento de Publicaciones del Museo Chillida-Leku e Ignacio Chillida, hijo del escultor, publica Escritos, de Eduardo Chillida, un volumen que recoge la edición completa de los textos que dejó el artista. Se trata de un testimonio único del pensamiento del maestro vasco, que ilumina la intención latente detrás de toda su obra.

A lo largo de su carrera, Chillida no dejó nunca de cuestionarse todo lo que fuera relevante a su compromiso con el arte. Según recoge el poeta y editor Nacho Fernández Rocafort en el prólogo del libro, “con una perseverancia que tenía mucho que ver con su carácer, Chillida se volcó en la escritura para plasmar sus reflexiones. Casi nunca lo hizo de una manera ordenada y sistemática, sino vital y, por ende, intermitente”. Su texto se titula, acertadamente, “Vocación de rumiante”, pues el artista decía tener un carácter rumiante o “asalmonado”, refiriéndose a la perseverancia con que volvía una y otra vez sobre los temas que le interesaban.

“Chillida escribía en cuadernos, en fragmentos de papel, en los márgenes de dibujos y apuntes, en hojas sueltas. Lo hizo a mano la mayor parte de las veces, con una característica letra mayúscula, en textos que raramente fechaba. Fueron casi siempre anotaciones de uso propio, destinadas a fijar los temas y preguntas a los que repetidamente volvía”.

El escultor vasco, uno de los grandes artistas del siglo xx, decía de sí mismo que era «un especialista en preguntas», pero no solo en su obra ensayaba respuestas. A lo largo de su vida recogió en estos escritos sus reflexiones sobre su trabajo como escultor, sus inicios en el arte o sus convicciones morales. «Tengo las manos de ayer, me faltan las de mañana», escribe, o «me mido a diario para saber si he crecido, no para conocer mi estatura».

Escritos recoge todas estas anotaciones y reflexiones en una obra que se completa con los dibujos del artista. Para él, todo formaba parte de su camino profesional y vital: “Yo no ilustro, acompaño mi cantar”.

La obra, con un total de 124 páginas y 11 ilustraciones, se distribuye en cinco capítulos, dos de ellos correspondientes a un orden previamente establecido por el autor; en los otros tres, el criterio seguido para su agrupación ha sido temático. Los títulos de cada uno dan idea del contenido: Miradas, Códigos del artista, Yo soy un fuera de la ley, Preguntas y Homenajes.

Como explica Nacho Fernández Rocafort, “este libro es una deliciosa invitación a acercarse al corazón y el pensamiento de Eduardo Chillida, si es que ambas cosas pueden separarse. Tanto los lectores que conozcan su trayectoria artística como los que no, encontrarán aquí caminos para un recorrido apasionante entre su pensamiento y su obra, en la dirección que elijan”.