Cristina García Rodero
Fotógrafa
Cristina García Rodero es una creadora imprescindible en la fotografía documental universal. Su obra es un tesoro artístico y etnográfico. Con un profundo interés por el ser humano, muestra su comportamiento, sus creencias y sus fiestas.
Es la primera española miembro de la agencia Magnum y, entre muchos otros reconocimientos, ganó en 1996 el Premio Nacional de Fotografía.
La fotografía me ha salvado del aburrimiento, de la estupidez de creerme mejor que nadie, de pensar que soy superior a otros, de pensar que soy la fotógrafa mejor del mundo, a todo eso me ha ayudado la fotografía, a tener los pies en el suelo, a relacionarme con todo tipo de personas, de los más pobres a los más ricos. De tener esa oportunidad de estar en lugares fabulosos, de saber que quiero, de saber que puedo, de saber que hago bien en adaptarme a la soledad porque tantos trabajos los he hecho en soledad... Me ha enseñado a aprender a vivir conmigo misma, aprender a vivir con los demás, a saber que has dado todo lo que tú puedes (…) El arte te ayuda a todo
La mujer que fotografió el alma de los rituales.
Antropóloga visual, recolectora de creencias, obsesiva de la devoción y la máscara. Cristina García Rodero ha recorrido el mundo con una sola pregunta: ¿qué hace al ser humano creer?
Nació en Puertollano en 1949, pero su patria es el temblor de una cofradía, el trance de una santera en Haití, el silencio antes del grito en una romería andaluza. Ha dormido en casas ajenas, esperado horas en medio del polvo, soportado la sospecha y el fervor de los pueblos para obtener lo que más le interesa: el instante en que el alma se desborda del cuerpo.
Es la primera española en formar parte de Magnum, esa hermandad de élite que no se entrega fácilmente. Ganó el Premio Nacional de Fotografía, pero lo suyo no ha sido nunca la gloria fácil. Su trabajo exige barro, paciencia, escucha y respeto.
Durante más de quince años buscó en los rincones más recónditos de España las huellas de lo sagrado, de lo ancestral, de lo que desaparece. España oculta no es solo un libro. Es una biblia profana sobre cómo creímos, cómo sufrimos y cómo celebramos. Una cartografía de la fe, el dolor y el éxtasis.
No hay trampa ni artificio en sus imágenes. Tampoco sentimentalismo. Hay cuerpo, hay fuego, hay humanidad. García Rodero no hace retratos: hace espejos en los que nos vemos atravesados por nuestras propias contradicciones.
Hoy sigue fotografiando con la misma intensidad con la que empezó. El mundo le importa. El ser humano, más. Su cámara no caza, acompaña. Su mirada no roba, revela.
Porque Cristina García Rodero no documenta, revela lo invisible.