José Luis Gómez es un nombre imprescindible del teatro español. Es fundador del mítico Teatro de la Abadía, donde ha creado escuela. Actor y director, ha actuado en los grandes escenarios del mundo. El teatro es su patria. Mejor actor del Festival de Cannes en 1976 y Premio Nacional de Teatro en 1988, es miembro de la Real Academia Española.
El teatro es el lugar donde mejor se emite con el mejor sonido y sentido la lengua de un país.
El cuerpo entero puesto al servicio de la palabra.
Actor, director, maestro. Voz templada por el rigor, mirada que escruta lo invisible. José Luis Gómez no interpreta: encarna. Convoca en escena lo que otros apenas rozan.
Nacido en Huelva en 1940, ha atravesado medio siglo de artes escénicas en España dejando una huella profunda, casi ritual. Se formó en París y en Bochum, donde el teatro no era solo oficio, sino resistencia, ética, método. Aprendió de Brecht, de los clásicos, de las vanguardias, y volvió a un país todavía con el alma agarrotada por el miedo para levantar desde el escenario otra forma de mirar, de decir, de estar.
En 1976 ganó el premio a Mejor Actor en Cannes por su encarnación de Pascual Duarte, y desde entonces ha alternado el cine y el teatro con una precisión casi quirúrgica. Ha trabajado con Almodóvar, Pilar Miró, Saura o Icíar Bollaín, pero su verdadero territorio siempre ha sido el espacio desnudo de la escena, donde una pausa dice más que un monólogo entero.
En 1995 fundó el Teatro de La Abadía, un lugar donde la palabra y el pensamiento se respiran. Donde actuar también significa escuchar, formar, investigar. Donde el teatro no se representa, se vive.
Miembro de la Real Academia Española y de la Academia de las Artes Escénicas, Gómez ha hecho del arte un ejercicio de coherencia vital. Cada gesto, cada frase, cada montaje habla de una búsqueda: la de la verdad en la emoción contenida, la de la forma justa, el tiempo exacto, la palabra necesaria.
Porque en su forma de estar en el mundo, José Luis Gómez no actúa: revela.