Chantal Maillard

Poeta y filósofa

Chantal Maillard es una de las voces más intensas, hondas, honestas y radicales del panorama literario actual, tanto dentro como fuera de nuestro país.

Es poeta, ensayista, filósofa y una gran conocedora del pensamiento y la estética orientales.

Su voz poética, cohesionada por el pensamiento filosófico ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Poesía en 2004 y el Premio Andalucía de la Crítica en 2007.

Chantal Maillard piensa con el cuerpo, escribe con la herida. Filósofa, poeta, ensayista, viajera. Una voz que ha hecho del pensamiento una forma de arte, y de la poesía, un lugar para habitar el abismo.

En Archivo de Creadores, Maillard se entrega al lenguaje como quien camina al filo: con lucidez y vértigo.

Nacida en Bruselas en 1951 y nacionalizada española, vivió y enseñó en Málaga durante décadas. Su formación incluye estudios de filosofía y religión en India, país que marcó profundamente su visión del mundo y su forma de escribir. Doctora en Filosofía y especialista en pensamiento oriental, fue profesora titular de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad de Málaga hasta 2000, año en que decide abandonar la docencia para dedicarse por completo a la escritura.

Maillard escribe desde el cuerpo, desde la experiencia de la enfermedad, del dolor, del duelo. En libros como Matar a Platón (Premio Nacional de Poesía 2004) o Hilos (Premio Nacional de la Crítica 2007) descompone el yo, deshace el lenguaje, bordea el silencio. Su obra, atravesada por la filosofía india y el pensamiento de lo inasible, no busca consolar, sino confrontar.

En sus ensayos —como La sabiduría como estética o India—, Maillard problematiza el pensamiento occidental y propone un giro hacia formas no dualistas de ver el mundo. No argumenta: muestra. No enseña: comparte lo que duele, lo que transforma.

“La palabra no puede sustituir al mundo, pero puede señalarlo”, escribe. En su poesía y su prosa, Chantal Maillard convierte la escritura en una forma de conciencia radical. Retrata desde el límite: desde la enfermedad, el desarraigo, la pérdida de sentido. Pero también desde la belleza que brota en la fisura.