Cinco novelas que transcurren en espacios cerrados, por José Eduardo Tornay

Cuando di por terminada mi anterior novela, Los dueños del ritmo, estaba convencido de haber escrito una narración de ruta: el protagonista recorría sin descanso, en muy poco tiempo, una comarca de reducidas dimensiones, entrando y saliendo de su pasado y a la vez haciendo incursiones fugaces en el fondo de su conciencia. En cambio, tanto el editor como los primeros lectores detectaron que lo que se estaba narrando era

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