La muerte y la primavera de Mercé Rodoreda, una lectura de Mar Gómez Glez

 

Anomalía literaria

Título: La muerte y la primavera

Autora: Mercè Rodoreda

Año: 2017

Traductor: Eduardo Jordá

Editorial: Club Editor

Páginas: 352

Hace unos meses se puso en contacto conmigo el editor Alejandro Dardik, dándome la gran noticia de que Club Editor iba a sacar en su colección “La Montaña Pelada” una nueva edición de La muerte y la primavera. Se trata de la obra póstuma de Mercè Rodoreda, que llevaba sin editarse en castellano desde hacía más de veinte años. La espera resulta incomprensible tanto por la calidad del texto como por la importancia de la autora. Claro que esta anomalía literaria ya viene de largo: unos días después de la muerte de Rodoreda en 1983, Gabriel García Márquez, ferviente admirador de la catalana, se lamentaba de la escasa repercusión que la muerte de esta autora había tenido en los medios hispanohablantes en un artículo en el que definía a Rodoreda como “una mujer invisible que escribía en un catalán espléndido unas novelas hermosas y duras como no se encuentran muchas en las letras actuales”.

Yo misma la descubrí viviendo fuera de nuestras fronteras, en Nueva York, a través de una amiga extranjera que me habló de una escritora que estaba leyendo en su curso de escritura creativa en inglés. Después de leer Aloma y La Plaza del Diamante, conseguí que me mandaran a través de Iberlibro un ejemplar de La muerte y la primavera, publicado por Seix Barral en 1986. Recuerdo el impacto que me produjeron sus páginas. Recuerdo la entrada a un universo que no se parecía a nada: un bosque de muertos, un río que da vida y amenaza a un pueblo, un preso que relincha, unas embarazadas con antifaces. La misma sensación de vértigo de quien descubre un tesoro incalculable he vuelto de nuevo a sentir al abrir la bella traducción de Eduardo Jordá, quien escribe también el posfacio de esta edición, acercándonos a la misteriosa Madame Rodoreda y sugiriendo claves para la lectura de una obra original como pocas.

La muerte y la primavera fue leída por gran parte de la crítica estadounidense como una alegoría política del fascismo. Esta lectura me parece válida, pero incompleta. El libro de Rodoreda es mucho más que una crítica política: es una obra profundamente vital y filosófica, que mira con valentía hacia la violencia de la vida. Quizá esta mirada tan frontal desde el lenguaje: humano y discontinuo, a la naturaleza: animal y continua, sea la razón por la que su autora no llegase a darla por terminada. Sin embargo, tal y como señala Jordá, “la novela que nos dejó no necesita ya nada más”.

La muerte y la primavera es una de las novelas más hermosas e impactantes con las que me he topado nunca. El texto se adelanta a los grandes pensadores de nuestro tiempo, a conceptos que fueron poniendo de moda filósofos y críticos contemporáneos, como Eric Santer o Giorgio Agamben, quienes trabajan con las fronteras entre lo animal y lo humano. Dice Agamben en Lo abierto. El hombre y el animal (2005) que “el Dasein es sencillamente un animal que ha aprendido a aburrirse, se ha despertado del propio aturdimiento y al propio aturdimiento. Este despertarse del viviente al propio ser aturdido, este abrirse angustioso y decidido, a un no-abierto, es lo humano.” De lo humano es de lo que trata este apasionante libro: del aburrimiento que puede llevar a la tortura, y de la vida, que es también animal y se cierra en el momento de la muerte “como una pompa de jabón hecha cristal”. Todo ello contado con una voz narradora tan precisa como evocadora que, desde la apertura de lo literario, lucha por acceder a la clausura, pues sólo en la humana ficción puede concebirse el punto final. Y algunos textos excepcionales, como La muerte y la primavera, nos lo enseñan.

Mar Gómez Glez es una escritora (novelista y dramaturga) madrileña, autora de varios libros, el último de los cuales es La edad ganada (2015). Sus obras de teatro han sido estrenadas en tres continentes y traducidas a distintos idiomas. De entre los últimos reconocimientos internacionales que ha recibido su trabajo destacan: la Beca Leonardo de la Fundación BBVA (2017), el Hot Desk International de Center Stage (2014/15), o el Premio Calderón de la Barca (2011). Es además doctora por la New York University, especialista en Teresa de Ávila, ha enseñado en distintas universidades como New York University, University of Southern California y Bard College.